martes, 4 de julio de 2017


Los dos primeros ponentes de la mañana.


Cuando la Educación es la protagonista…


Guadalajara se ha vuelto a convertir en la capital española de la Enseñanza. Y lo ha hecho por segundo día consecutivo.  El centro asociado de la UNED ha tenido mucho que ver en ello. Ha impulsado un curso de verano sobre dicha temática. La iniciativa –que afrontaba su segunda jornada de trabajos– ha recibido el nombre de «Educación hoy, problemática y propuestas», y se dedicado a la memoria del catedrático Ramón Pérez Juste, fallecido recientemente.


Precisamente, unas palabras en honor de Pérez Juste han iniciado la primera de las charla de la mañana, protagonizada por el profesor de la UNED Arturo Galán. Este docente ha comenzado su alocución con un recuerdo a Pérez Juste, para seguidamente dar paso a su plática. Y lo ha hecho planteando una pregunta: “¿Qué universidad queremos?”.

En este sentido, se planteaba qué aptitudes debe tener el circuito universitario español. Y mencionaba algunos de los parámetros que, a día de hoy, se utilizan para calificar la calidad de dicha institución. Se emplean criterios como la reputación o los premios. Pero Arturo García se mostraba crítico con este sistema. “Que una universidad tenga un premio Nobel entre sus filas, ¿significa que posea mayor calidad?”, se preguntaba. “Es un modelo diseñado para el mundo anglosajón”, añadía. “Estos rankings responden a un prototipo que no se corresponde con el existente en España”, señalaba.


Arturo Galán.


A pesar de ello, son unas pautas que se llevan aplicando en nuestro país desde 1989, tras el establecimiento del primer complemento retributivo al profesorado, que estuvo fundamentado en dicha filosofía. “Posteriormente, en la Declaración de Bolonia de 1999, Europa se dio cuenta que sus universidades eran menos competitivas que las americanas”, explicaba Galán. Y se perpetuó el sistema. En el caso hispano, este acuerdo se traspuso a través de la LOU (2001), que en 2007 fue modificada por la LOMLOU. “A partir de estas normas se crearon comisiones de calidad, como la ANECA”, rememoraba el profesor de la UNED.

En cualquier caso, Arturo Galán se muestra más favorable a otros factores de medición, más favorables para la atracción de talento. Entre ellos, incrementar los salarios de investigadores y docentes; apostar por la meritocracia y la transparencia; definir criterios claros a la hora de contratar; acabar con la discrecionalidad técnica; ofrecer conciliación mediante cargas de trabajo equilibradas; o aumentar los fondos para la investigación, entre otros. En definitiva, este investigador defendía una universidad en la que se apostase por el mérito y la capacidad. Y, para ello, abogaba por una mayor flexibilidad legislativa para atraer docentes.

Fortalecer la profesión docente a través del MIR.


Francisco López Rupérez.


Unas aseveraciones que generaron gran debate entre los asistentes. Dichas reflexiones se prolongaron hasta la llegada del siguiente ponente, Francisco López Rupérez, director de la cátedra de Políticas Públicas de la Camilo José Cela (CJC). Tras hacer un recuerdo a Pérez Juste, el investigador de la CJC lanzó su propuesta principal. Deseaba trasplantar el modelo MIR al ámbito de la Educación.

López Rupérez justificó la idea en la buena calidad de dicho método y en los desafíos que vive la Enseñanza en un mundo cada vez más globalizado. “España tiene una posición prevalente en Sanidad dentro del concierto internacional. Por tanto, algo tendremos que estar haciendo bien”, complementaba. Unos resultados positivos que, según el interviniente, se deben “al sistema de formación de los médicos”.

En este sentido, loaba algunos rasgos definitorios del MIR. Entre ellos,  poseer una selección previa y centralizada; sus unidades docentes, que combinan asistencia, docencia e investigación; o el papel central de la evaluación.  En consecuencia, López Rupérez abogaba por implementar este modelo en la Educación, siempre y cuando fuera universal –destinado a todo el mundo–, de ámbito nacional o que apostase por la excelencia. “Existe una necesidad de una gestión moderna del talento docente”, aclaraba.

Así, se podría reforzar la figura del maestro en nuestro país. “La profesión docente en España todavía es débil”, argüía López Rupérez. Por tanto, las políticas centradas en el profesorado “son esenciales”, confirmaba el mencionado investigador.  Y el establecimiento del MIR en el ámbito educativo puede ser una buena solución, concluía.

La Educación de los más capaces.


Carmen Jiménez.


Y si la última conferencia de la mañana estuvo centrada en los profesores, la primera de la tarde versó en torno a los alumnos. Más concretamente, sobre un grupo muy concreto: los que cuentan con capacidades superiores a la media. La charla la impartió la catedrática Carmen Jiménez. Aprovechó para hacer un repaso de algunas de los rasgos que caracterizan a estas personas de forma colectiva: cuentan con una amplia gama de intereses; son capaces de producir ideas, objetos y soluciones novedosas; poseen fuertes deseos de conocer y dominar que les atrae; disfrutan con la autoexpresión a través de diferentes medios; no son conformistas; se definen por su independencia de pensamiento; y piden explicaciones de los límites y hechos no deseables, aspirando a un alto rendimiento.

“Por todo ello, es importantísimo conocer en las escuelas a estos muchachos que destacan. Así el profesor podrá dar cauce a su originalidad”,  explicaba Carmen Jiménez. De esta forma, el docente también estará preparado para tratar convenientemente a los alumnos que sean extremadamente capaces, entre cuyas características se hallan el tener dificultades para encontrar compañeros que les satisfagan; poseer avidez intelectual; o parecer estar ajenos a la realidad. “A los ojos de los profesores no aparecen como buenos estudiantes. En los contextos escolares ordinarios suelen fracasar en el desarrollo de hábitos de trabajo”, aseguraba la experta.

De esta forma, hay que realizar un esfuerzo en descubrir a estos alumnos, para implementar las medidas oportunas para su mejor rendimiento. Un compromiso que será doble si la poseedora de esta cualidad es mujer. Ellas son las que, en ocasiones, mantienen ciertos miedos –sobre todo al éxito– que deben afrontar. Y una de las formas para hacerlo es a través de la Educación. Porque la formación es la antesala de la integración y, por tanto, de la igualdad.

La evaluación de los programas.


José Luis García Llamas


Como se ha visto, la Enseñanza es fundamental. No hay duda de ello. Y, por eso, también es importante el examen de los programas formativos. Así lo cree José Luis García Llamas, profesor de la UNED. “Partimos de la idea que la evaluación de los mencionados programas se configura como un componente intrínseco de los procesos sociales y educativos, desde una consideración globalizada de los mismos”, confirmaba. “Actúa al servicio del desarrollo social en el momento en que se deben emprender determinadas acciones para resolver problemas”, explicaba el director del curso de verano, parafraseando a Fernández Ballesteros.

Precisamente, García Llamas cerró la segunda jornada de la propuesta. Y lo hizo disertando sobre el modelo que Pérez Juste diseñó en este ámbito, que está basado en “la evaluación integral e integrada” y estructurado en cuatro momentos. La primera etapa se centraría en estudiar la calidad intrínseca del trabajo, su adecuación al contexto y a la situación de partida.  

“Una de las aportaciones más importantes de este marco radica en el rigor con que se trata la evaluación inicial, lo que permitirá conocer –antes de someter a aplicación– las virtudes y posibles defectos del programa de intervención educativa en situaciones de conflicto escolar y/o social, de tal forma que se puedan tomar decisiones de mejora antes de su puesta en práctica”, señalaba José Luis García Llamas.

La segunda fase analizaría el proceso de implantación de la idea, mientras que la tercera abordaría los resultados obtenidos, la valoración de las consecuciones y su posible continuidad a través de la incorporación de mejoras. El último de los momentos analizaría la institucionalización de la evaluación del programa. “La propuesta es muy ambiciosa en sus planteamientos, aunque no se trata de de llevarla a cabo en un contexto determinado de forma exhaustiva, sino de ofrecer pautas rigurosas de actuación a los evaluadores en el marco social y educativo en que han de desarrollar su tarea profesional”, narraba García Llamas.


Una magnífica propuesta ideada por Pérez Juste y explicada por el director del curso de verano, que se ha de complementar con técnicas e instrumentos para la recogida de datos, y que desembocará en su posterior análisis y redacción del informe.  En definitiva, un broche de oro para una jornada en la que se analizó la Educación desde diferentes ámbitos. Este miércoles, 5 de julio, continuarán las charlas centradas en esta temática. ¡Están todos invitados!

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