viernes, 7 de julio de 2017

Jornada de clausura del curso

Los pueblos amerindios y la salud

El curso llegaba a su fin, pero aún quedaban dos puestas en escena antes de cerrar.

La primera de las propuestas de hoy, a cargo del antropólogo social Gerardo Fernández Juárez, nos ha acercado al tema de “La cirugía como problema en los pueblos amerindios”. Atendiendo a los resultados de un trabajo de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha, realizado durante los años 2001-2003, en Bolivia, Fernández Juárez nos planteaba las particularidades sociales de la población indígena de los Andes y las complicaciones que se plantean a la hora de aplicar políticas interculturales de salud y, concretamente, en el ámbito de la cirugía.   

Fruto de este análisis, explicaba el antropólogo, observamos las reticencias de esta población ante la ayuda médica ajena a su comunidad, las dificultades de acceso a los servicios de salud y la particular visión de la cultura aimara sobre la concepción de la salud y el cuerpo. El estudio desprendió la importancia de la lengua como elemento de expresión y como forma de acercamiento al enfermo. Por otro lado, era muy importante la relación con los médicos originarios que utilizan criterios en clave simbólica, ceremonial y experimental para el tratamiento de enfermedades.

En el caso de la cirugía, todas estas circunstancias hacían aún más complicado que el ciudadano pudiera beneficiarse de las medicinas tradicionales (occidentales). La idea del hospital era para ellos algo extraño. La sangre es concebida como un elemento difícil de reproducirse, lo que supone allí un problema importante para la práctica de la cirugía a la hora de hacer transfusiones. Además, en los Andes, prima la idea hermética del cuerpo como un componente completo que hay que conservar hasta la muerte, sin extraer ningún miembro.

                                    Gerardo Fernández Juárez, 
                                        durante su exposición.

De todo ello, concluía el ponente, se desprende la necesidad de hacer un esfuerzo para ver la mirada del otro,  para poder entender su situación y para saber cómo se puede actuar en el beneficio de la gente. Hay que establecer modelos de acuerdo y de conversación. Las conclusiones de este estudio se recogieron en la publicación Salud e Interculturalidad en América Latina, con la esperanza de que este tipo de investigación pudiera aportar datos y sugerencias concretas para el mejor entendimiento entre los diferentes actores implicados en actividades relacionadas con la salud y la enfermedad en estas poblaciones indígenas.

Saberes tradicionales y clausura

El broche final al curso, lo ponía el director del mismo, Honorio Manuel Velasco Maillo, quien era presentado como “uno de los pilares de la institucionalización de la Antropología en nuestro país” por el coordinador de esta iniciativa, Ambrosio Sánchez de Ribera.

“Estamos interesados todos los antropólogos en que la Antropología sirva de algo a las sociedades”, señalaba el director del curso. Particularmente en la Medicina, la idea es que con la presencia de la Antropología se contribuya en algo a restablecer la proximidad con el paciente. “Lo que nos interesa no es una visibilidad brillante sino estar en el núcleo entre los ciudadanos y las instituciones”, añadía Velasco Maillo.

Ya metido en su conferencia, con el título “Conocimiento moral. La salud y los saberes tradicionales”, el antropólogo empezaba haciendo alusión al concepto de los saberes tradicionales como saberes locales, ligados a la tierra, que se aprenden por “observación participante”. En un momento de la historia, ante el avance del progreso y de la ciencia, la mirada de una parte de los científicos se dirigió al conocimiento de las sociedades indígenas y de las sociedades locales, planteándose la recopilación de los saberes tradicionales.

                         Velasco Maillo y Sánchez de Ribera,
                           en la jornada de clausura del curso.

Velasco Maillo ha centrado su exposición en el Inventario Español de Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad, publicado en 2015, con el auspicio del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, para preservar, mantener y fomentar los conocimientos tradicionales de interés, transmitidos oralmente a través del tiempo en el mundo rural. Un trabajo en el que él participo junto con un importante número de botánicos, biólogos, antropólogos, zoólogos, etc., donde el conocimiento consultable es en forma de fichero por unidades de especies.

Concretamente, se ha focalizado en el saber tradicional de las plantas, exponiendo las características de este saber y sus usos, entre los que se encuentra la medicina. Se trata de un saber presumiblemente acumulativo, distribuido comúnmente, que pertenece a la comunidad e integrado por conocimientos, creencias y prácticas y, que en definitiva es un conocimiento moral.


"Todo esto es saber local", la gente experimenta consigo misma. No tiene nada que ver con un modelo que se llama Medicina pero no por eso es menos saber. Y concluía el antropólogo que se trata de un saber que hay que dignificar como complemento a la Medicina. 

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